27. mar., 2017

El pan nuestro...

Una noche mi padre le llevó a comprar pan recién hecho a una de las panaderías del pueblo. En casa lo comimos encantados con “planta” una especie de margarina… Pasaron muchos años hasta que volviera a comprar pan caliente esa vez en una pequeña panadería de aldea, Telheiro, justo a los pies de Monsaraz. Aquel pan del Alentejo con su corteza crujiente y la mantequilla derritiéndose era un lujo después de un día de trabajo! A lo largo de los años encontré de norte a sur pequeñas panaderías y aprovechaba para comprar pan recién hecho. Una cuya visita es imprescindible cuando me acerco, es en Lugar da Estrada, Consolação, a seis quilómetros de Peniche. “O Pão Quente” fabrica en mi opinión la mejor “broa de milho” que alguna vez comí, ya por no decir los deliciosos panes de centeno, canela y pasas.

Me educaron en el respeto al pan. Si por casualidad en casa un pan caía al suelo mi abuela lo recogía y le daba un beso como señal de respeto. Puede que parezca poco higiénico, pero la verdad es que lo veía en casa que se supone estaba limpia… Quién por algún motivo alguna vez ha pasado hambre y no me refiero a casos de extrema necesidad sino a situaciones puntuales en las que no hay nada para comer sabe valorar un trozo de pan, aun que esté un poco duro.

Hacer pan en casa es algo mágico. Muchos pensaran que son necesarias horas amasando, pero no es para tanto y puede ser divertido. Lo que necesitamos es mucha paciencia para esperar que las levaduras hagan su labor y ya cuando está en el horno el olor que invade la cocina es algo fantástico. Pueden pensar que no vale la pena la labor cuando hay tantísimas variedades en los supermercados, pero alguna vez se han detenido a leer toda la lista de ingredientes? Nunca les ha pasado tener un pan que por alguna razón se ha quedado quince días en la bolsa y cuando lo encuentran sigue blando como el primer día? A mi si y evito comprarlo a menos que no me quede otra. Hace poco  descubrí por casualidad en Badajoz una panadería que utiliza harinas integrales y tiene una buena variedad, “Pan Contigo”.  La satisfacción que me dio el ver que todavía hay quien se dedica a esta arte y lo hace buscando lo mejor para presentar nuevos productos… Lo mismo me pasó en pleno casco antiguo de Sevilla  donde vi una pequeña pero moderna panadería que entre muchas variedades vendía pequeñas rebanadas de pan tostado. Me llamó la atención por ser de distintas variedades y quise comprar, pero al final me lo regalaron. Eran las sobras del pan del día anterior, cortadas muy finas regadas con algo que me supo a anís y que después eran ligeramente tostadas. Absolutamente delicioso. Que no me falte el pan, porque como decía mi abuela “hasta el diablo se ríe de una mesa sin pan”!